viernes, 28 de agosto de 2015

You go, girl!

Hoy es mi día y lo estropearé como yo quiera.

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Las hojas

Las hojas nacen y mueren al instante. Se ahorcan y, cuando la soga ya no aguanta su peso, se lanzan al vacío porque saben que en el fondo se duerme más a gusto. Y allí se quedan hasta que algo o alguien las aplasta. O hasta que el viento la sube en su lomo y se las lleva de viaje. O hasta que viene un niño de tres años y se hace su amigo para toda la vida hasta que llega la hora de volver a casa.

martes, 25 de agosto de 2015

Lo nuestro fue amor a primera vista

Lo nuestro fue amor a primera vista.

Él estaba mirando al cielo y yo admiraba lo bonitas que eran las flores. Las flores crecían y crecían hasta el infinito y más allá de lo que alcanzaban sus enormes ojos marrones. Fue entonces cuando pasó, claro.

Un cruce. Un choque. Una autopista.

Entre nosotros. Pasó algo entre nosotros.

Un eclipse. El punto exacto en el que se cruza la magia de dos varitas que se enfrentan. Un bote de salvamento justo antes de naufragar.

Lo supimos en seguida, claro. Ambos lo vimos.

Un destello. Un nopuedodejardemirarte que te distrae de lo que estás haciendo. Un asesinato.

Bueno, vale, un homicidio involuntario.

Sin saber cómo, ya nos estábamos acercando a la escena del crimen. Nadie llamó a la policía, pero acudió de todas formas. Acordonó la zona y empezó a hacer preguntas. Todos nos hicimos preguntas. El forense corrió un tupido velo sobre la única testigo antes de que pudiéramos dispararle la pregunta que delatara a la víctima y se marchó sin mirar atrás. La verdad es que pasó todo tan rápido...

Ambos lo intentamos durante un tiempo. Primero uno, luego otro. En su casa, en la mía. Con sus cuentos, con mis películas. Teníamos muchísimas cosas en común, es cierto, pero solo uno tenía la llave.

Un par de citas más tarde, ya era enteramente suya. Porque él es así, ¿sabes? De los que te enamoran sin darte cuenta y te cuentan sin pensar lo que más les enamora de ti. Y bueno, yo soy como soy, ¿para qué nos vamos a engañar?

Más tarde, el día en que me dijo que era un sueño hecho realidad, estuve riéndome hasta que amaneció al día siguiente. Y la verdad es que tenía razón, joder. Ella era ese sueño que todos perseguimos sin saberlo y al que solo atrapamos de casualidad, cuando estás distraído mirando al cielo y de repente ves una flor, por ejemplo.

Y al final fue él quien superó el insomnio.
Y al final fue a mí a quien le tocó morir para contarlo.

domingo, 23 de agosto de 2015

Posturas

La que finge ser follada cuando ha sido ella la que se ha puesto contra la pared.

*

Increíble en la cama, en el baño, en el escritorio, en el sofá, en la casa de tu mejor amigo
pero contigo.

*

Todas las habitaciones de mi casa dan a mí misma. Y sólo cuando me voy, cuando desaparezco de su vista, dan al mar. Un mar de dudas, de incertidumbre, un mar de lágrimas que velan mi ausencia.

sábado, 22 de agosto de 2015

viernes, 21 de agosto de 2015

cuando me dices adiós con mi corazón

No suelo llorar en las despedidas, siempre llego tarde.

Lloro cuando ya es oficial, cuando no va ha volver,
cuando he sido demasiado estúpida como para no decirle que se quede, joder.

Lloro cuando no puedo dormir porque tengo frío,
cuando duermo de un tirón sin su ayuda,
cuando me despierto y no tengo a quien llevarle el desayuno a la cama.

Lloro cuando me ducho y alcanzo yo sola el centro de mi espalda.

Cuando cocino para dos
y sobra,
cuando no da tiempo a que se enfríe la comida.

Cuando me bebo de un trago todas las cervezas de la nevera y no tengo a quien quejarme de lo poco que me gusta la cerveza.

Cuando llaman y es para mí,
cuando llaman y no es para decirme que me quieren.

Y lloro, sobre todo,
cuando salgo de casa
sin tener que despedirme.

Adiós

Eres lo mejor que me ha pasado de largo.

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viernes, 14 de agosto de 2015

No es un lunar

es un disparo
al aire que
termina adentrándose
en el pecho.

Un orificio de entrada
a tu casa.

jueves, 13 de agosto de 2015

Las pegas

Lo malo de ser una mariposa es que tarde o temprano te cruzas con algún capullo.

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miércoles, 12 de agosto de 2015

martes, 11 de agosto de 2015

Por pedir, que quieras que me quede



Por pedir solo esperaba que quisieses
sacar la vajilla buena
Los cubiertos de recuerdos,
de intenciones;
los de plata
Una conversación banal durante la cena y un "estás preciosa con ese vestido" mientras pensabas
que en realidad
estoy mejor sin él
Devorar todos los platos sabiendo que el principal aún no había llegado
y olvidar el postre en la nevera
Hacerse a la idea de cambiar el lavavajillas por la escoba
Los azulejos por el colchón
Tus pantalones por las sábanas
Abrazarme como nunca antes te habían idealizado
Caminar de puntillas para no cortarnos con todos los cristales del suelo
Desnudarme los miedos entre besos y cosquillas
Cubrirme de saliva todos los huesos y costillas

***

Por esperar solo quería que pidieses
subir tú primero
a la montaña rusa
Hacerme fotos con las palmas de las manos y tatuarme tu nombre con la punta de la nariz
Abrirme
con cada una de las yemas de tus dedos
todas las puertas de mi habitación
Morderme todas las paredes e inundarlas de arañazos, semen y huellas dactilares
Que sonase la alarma antiincendios
y que todos los bomberos estuviesen en huelga
de hambre
de sed
de sexo
Pobres...
Escandalizar a tus vecinos más ancianos
con nuestros gritos y gemidos
Enseñarle a tu vecina más pequeña
a cambiar unas muñecas por otras
para jugar
a otra cosa
a la que no podría jugar con sus padres

***

Por querer solo pedía que esperases
verme cada mañana al despertar
y dejarme dormir cinco minutos más
sin que yo te dijera nada
Admirar en silencio esta boca
del metro ochenta que había recorrido en tu cuerpo la noche anterior
Traerme el desayuno en la cama por el puro placer de cumplir con el tópico
y contemplarme desayunar fingiendo un hambre que sabías que nunca tenía a esas horas
Por el puro placer de mirarte a los ojos puestos en mí
Que no te tuvieses que ir nunca a trabajar
Que no tuviera que marcharme a casa
Que no nos hubiésemos besado en el umbral de tu puerta
para hacer más difícil la despedida
Que el ascensor no hubiera estado esperándome desde la noche anterior
Que las lágrimas no hubieran estado esperando para salir desde que subí por primera vez al ascensor

***

Pero tú siempre la has preferido a ella
y a mí siempre me ha dado miedo dejarlo
Y claro
al final
ni cena
ni postre
ni desayuno

domingo, 9 de agosto de 2015

Viste de negro

La flor de luto.

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[Tu nombre aparece en todas las hojas de mi cuaderno]

Tu nombre aparece en todas las hojas de mi cuaderno, en todos los cuadernos de hojas cuadriculadas, en todas las hojas caídas de los árboles, en todas las copas de los árboles de hoja perenne, en todas las copas al mejor día del año, en todos los años sin verte, en todos los ojos abiertos, en todas las puertas cerradas, en todas las despedidas, en todos los trenes que se marchan para no volver, en todas las copas de vino, en todos los que volvieron para quedarse, en todas las veces que me quede con quien no era tú, en todos los que fingieron serlo, en todas las veces que fingí creérmelo, en todas las veces que no, en todas las veces, en todas las voces, en todas.

viernes, 7 de agosto de 2015

[Me dan miedo sus pasos / cuando se acercan]

Me dan miedo sus pasos
cuando se acercan.
Por si se acerca y me ve.

Menos mal que,
como a él le gusta repetir,
vive solo.

El sabor de la derrota

Yo conocí el sabor de la derrota mucho antes de que me atacaran por amor.
Sumergí el recuerdo en pleno julio y nadé hasta quedarme sin lágrimas en los ojos.
Quemé todas las cartas del Tarot que anunciaban nuestra historia y me obligué a leer todos los certificados de mi defunción hasta sabérmelos de memoria.
Como la ubicación de tus lunares o las teclas que tocabas cuando me confundías con el piano.

Yo te quise hasta ese día de noviembre en pleno marzo y te volví a querer ese día de marzo en pleno julio.
Hice de tus manos mi único hogar y de mis ojos un diario escrito en una lengua que solo tú —y no yo— entendías.
Me reí mil veces y lloré solo cuando cerraste la puerta sin comprobar si había o no ventanas en esa celda de cristal en la que me dejaste.
Te quise como solo saben hacerlo las putas a las que acudes solo cuando crees que lo has perdido todo.
«Callada y de hielo, hecha de silencio y de dolor».

Bebí del ron de tu boca y fuiste el único licor que me supo igual de bien tanto el primer día como el último.

Te quise
en las paredes,
en la cama,
en la cocina,
en los folios
en sucio de la salita,
en mi diario,
en tu habitación.

Te quise atrincherado y en mi contra.
Con el corazón en la mano entregándotelo a modo de bandera blanca.
Entre tu espada y mi pared.

Y después,
cuando atajaste en mí todo tu odio,
cuando excavaste en lo más profundo de mi estómago,
cuando me abriste en el canal con menos audiencia,
dejé escapar a las mariposas
y te dejé de querer.

[Es difícil entender por qué, después de tanto tiempo]

Es difícil entender por qué, después de tanto tiempo, sin hablar, sin verlo, sin pensar en él, habiendo estado con otros, habiéndolo olvidado, habiendo olvidado a los otros, de repente, sin haberlo planeado, sin haber tenido siquiera ese fugaz pensamiento, pasajero, como un rayo, una sombra, un cosquilleo puntual, un suspiro, un pequeño destello, sin previo aviso, vuelve el sentimiento que ya se había ido y, además, vuelve mucho más fuerte.

lunes, 3 de agosto de 2015

No todas las putas cobramos en metálico

Un mensaje de "socorro,
estoy aburrido"
del tío que está comiendo de la palma de tu mano
y ya te entran dudas de ello.
Un trayecto largo y un paseo de lo más absurdo,
como todo lo que sale de su boca
y la sonrisa que finges cada dieciocho segundos.
A lo mejor un helado de frutas del bosque
o un granizado de limón,
para qué nos vamos a engañar.
Y siempre una cena,
una mirada
y unas manos
que a saber qué intentan
y no consiguen.
A veces unas cuantas palabras bonitas al oído
y un par de besos en el cuello.
Otras veces ni eso.
El último trago del Martini
ya aguado
que estabas dejando para más tarde
mientras te levanta del taburete
para llevarte a la pista de baile.
Te pasas toda la noche bailando y ¿para qué?
Para terminar en su cama y seguir con la fiesta hasta quedaros dormidos.
Salir en silencio de su casa con los tacones en la mano
y con la duda
de dónde coño habrás metido tus bragas
rondando en tu cabeza.
Borrar su número de teléfono en el tranvía.
Intentar recordar su número de teléfono en el metro.
Tener hambre en el autobús.
Llegar a
decir casa
y que sea
demasiado tarde
para salvarte.