lunes, 28 de septiembre de 2015

pequeñita

Me gustaría ser pequeña.

Tan pequeña

como para aprender a caminar

sin cogerme de tu mano;

subir a gatas por las escaleras;

correr detrás de las mariposas;

deslizarme por los toboganes y

columpiarme en todos los parques;

ir al rincón de pensar;

repetir todo lo que escucho;

esconderme tapádome los ojos;

acercarme valiente y curiosa a los pájaros a los que temo;

llorar solo con motivo...


No.


Lo que yo quiero es ser pequeña.

Tan pequeña

como para caber

en la palma de tu mano;

escalar tu columna vertebral hasta llegar a la cima;

cabalgar sobre las mariposas de tu estómago;

deslizarme por tu esternón y

balancearme en todas tus costillas;

acurrucarme en algún rincón de tu corazón;

asomarme al precipicio de tu boca;

superar el insomnio en tus pestañas;

enjaularme libre en tu caja torácica;

y llorar solo si me olvidas.

Amenaza,

que no es poco.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Al menos las veo pasar

Las cosas bonitas que me pasan me pasan de largo.

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Ojalá me pasara la vida abrazada a ti. O durmiendo. O dando saltos en la cama. El caso es pasarse la vida e ir a otra cosa.

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miércoles, 23 de septiembre de 2015

domingo, 20 de septiembre de 2015

Disculpe

—Modestia, aparte.

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Si por mí fuera, tendrías la custodia total de todos mis cuadernos; yo ya no los quiero, me recuerdan demasiado a ti

Es increíble cómo el poco amor que me diste ha sido capaz de engendrar tantas criaturas mocosas que solo saben llorar, caerse y romperse en mil pedazos, dejando la alfombra blanca roja.

Soy tan mala madre como mala amante fui. Ni siquiera sabes cuántos alumbramientos ha presenciado mi cama. Ningún embarazo ha durado nueve meses y algunos ni siquiera han dado sus frutos. La mayoría están pudriéndose en el fondo de mi armario y solo unos pocos tienen la suerte de salir de vez en cuando de paseo.

Y no los quiero. No los quiero, no los quiero.

Pero tampoco puedo odiarlos. Son mi único legado, mi gran amor, mi vida entera.

Pero también mi condena; están llenos de recuerdos dolorosos y momentos que hubiera preferido no tener que escribir.

He abortado tantos poemas por miedo a que no los quieras...

Ojalá pudiera abortarme a mí misma y desaparecer. Tirarme desde un quinto piso y que el mundo se quedara igual, como si nada hubiera pasado. Pero habría un velatorio. Y luego un funeral. Y falsas lágrimas. Y flores de plástico. Y discursos plantilla. Y un epitafio:

"Murió como vivieron sus hijos: en silencio".

domingo, 13 de septiembre de 2015

en el gotelé de mis paredes

En el gotelé de mis paredes sigue apareciendo tu rostro.
Y yo sigo marcando con mi pintalabios cada una de las caras que me sonríen.

Sigue habiendo huellas tuyas por todos los suelos de la casa,
sigo encontrando en marcha el lavavajillas,
se sigue rellenando el cartón de leche de la nevera,
se siguen arreglando solas todas las bombillas que se funden.

Hasta tal punto he llegado que
yo sigo creyendo
desesperadamente
que algún día entrarás de repente por la puerta para darme un beso en la frente.
Como si aún conservaras la llave.
Como si no me la hubieras devuelto junto con todas mis cosas.

He vuelto a guardar los libros en la estantería.
He vuelto a olvidar las fotos en el cajón de la ropa interior.
He vuelto a arrugar mi vida entre las sábanas.
He vuelto a beber con el móvil en la mano.
He vuelto a fumar sin cenicero.
He vuelto a llorar por todas partes.

Y ahora ya no sé
si quiero llamarte
o prefiero que no me veas hundida entre todo este mar de cenizas que me abraza
como solo tú sabes hacerlo.
Como solo tú sabías hacerlo.
Como probablemente tú ya nunca lo harás.

Y ahora ya no sé
si de verdad eres tú el de las paredes
o solo soy yo,
que me niego a no volver a verte.

lunes, 7 de septiembre de 2015

[Cuando hacemos el amor en la cocina]

Cuando hacemos el amor en la cocina,
cuando hacemos la alegría en el sofá,
cuando hacemos el recuerdo entre las sábanas,
cuando hacemos el coraje en el umbral.

Cuando entramos en casa y ya estamos nosotros
haciéndole sombra al calor del sol,
cuando sólo nos falta el aire y no es ningún inconveniente,
cuando los besos siempre vienen de dos en dos.

sábado, 5 de septiembre de 2015

el corazón no se rompe

El corazón no se rompe.
El corazón sigue intacto,
bombardeando el cuerpo con la sangre que lo atraviesa.
Acuchillando la piel,
inundando la tierra.

Se rompen el páncreas,
el intestino delgado y el intestino grueso,
el estómago.
Estallan los pulmones,
explota el diafragma,
se hacen añicos las costillas.
Erosionan las rodillas y se parten las piernas.
Se dislocan los hombros de los brazos que intentan sujetarlo todo,
se agujerean los dedos de las manos que intentan colocar cada cosa en su sitio.
Se sobrecalienta la cabeza, tiemblan los labios.
Se cierran los ojos, desaparecen los pies.

Pero el corazón no se rompre.
El corazón sigue intacto,
bombeando sangre como si nada hubiera pasado.
Para que el cuerpo,
aún vivo,
sienta la ausencia que has dejado.

Y ojalá
de verdad ojalá
se rompiera el corazón.

viernes, 4 de septiembre de 2015

(Estábamos todos invitados)


Se cansó de ser congoja,
de tropezar en cada esquina,
del dolor acumulado en la
          bodega,
de escupir agua marina.

Se hartó de ser tristeza,
así que cogió con fuerza el
          timón
y tiró todas las penas
por la borda de un empujón.