lo más positivo que me digo durante el día es seguro que soporto un día más
como si no supiera de sobra que en veinticuatro horas voy a lamentarme
otra vez de no haberme suicidado la noche anterior justo antes de volver
a pensar no pasa nada: seguro que soporto un día más.
cuando no desayuno, tengo hambre. cuando desayuno, tengo ganas de
vomitar. prefiero pasar hambre porque cuando paso hambre siento que
algún día me quedaré en los huesos y quedarse en los huesos es terminar
desapareciendo.
hablo una media de veinte minutos al día. río una media de veinte segundos al día. el resto: agua.
duermo mal y me despierto peor. el sueño y el miedo son los únicos
amigos que nunca me han abandonado. o a los que nunca he dado motivos
para abandonarme, que para el caso lo mismo.
mido el valor en dolor físico.
mido la fuerza en dolor físico.
mido el dolor físico en dolor emocional.
(algún día, algún día).
leo mucho. pero no para refugiarme sino para sentir que estoy
haciendo algo con mi vida. escribo más. pero sólo porque soy estúpida y
no puedo evitar hacer las cosas que se me dan mal. como ponerme a
estudiar, enamorarme o escribir (eso ya lo he dicho).
la última vez que respondí a qué quiero ser de mayor, dije que quería
ser un cadáver. señor, no he venido aquí a cambiar mi respuesta.