viernes, 28 de julio de 2017

(sobre la primera valoración)

creo que tenía algo guardado en la garganta durante demasiado tiempo y tenía que soltarlo — por eso se lo dije a la enfermera — y por eso también no le hablé del miedo o de las ganas de morirme — porque el miedo y las ganas de morirme no los tenía en la garganta
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me cuesta mucho hablar con las personas
me tiembla la voz
la enfermera hace caso omiso y me pregunta
¿te consideras tímida o introvertida?
se asegura de que me dé cuenta de que son cosas distintas
no sé sólo sé que
me cuesta mucho hablar con las personas
por ejemplo estoy con alguien y no me sale la
(para mayor humillación, esta última palabra no sale de mi boca)
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creo que llevaba tiempo intentando gritarlo a los cuatro vientos y por eso no me pude contener —me gusta escribir escribo cuentos a veces un poema no, no los publico en ningún sitio hace tiempo tenía un blog pero nadie lo leía así que decidí dejarlo ahora tengo otro también escribo en Instagram— del todo
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me duele la cabeza y me cuesta dormir
a veces duermo seis horas a veces más a veces menos depende no sé
sí, sí que pienso
pienso en el pasado y en en futuro les doy vueltas a las cosas que ocurrieron hace años y a las que quiero que me pasen pero no me van a pasar
(es la primera vez que digo algo deprimente
la enfermera no lo tiene en cuenta y sigue)
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creo que necesitaba hablar con alguien y ella estaba allí — no me hablo con mi padre y me da igual tampoco tengo amigos yo sólo quiero morirme a veces salgo sola a pasear — pero yo sabía que nunca me creería y no valía la pena insistir
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¿quieres un pañuelo para secarte las lágrimas?

viernes, 14 de julio de 2017

Imagínatelo



El hermoso canto del silencio lo envuelve todo. A veces la cama cruje, cuando yo me muevo, pero la balada no termina. A veces el viento, el fuerte viento, intenta romperla, pero sólo la hace aún más bella. Nada puede estropear este vals. Hasta que ocurre.

¡Habla! ¡Él dice unas palabras y una estampida de guerricornios recorre mi pecho! Si lo prefieres, todos los murciélagos revolotean en la cueva de Batman. Una pecera se vacía en menos de un segundo y todos los peces saltan y saltan intentando no morir, sin saber exactamente qué ha pasado.

Todo esto sucede en mi caja torácica. Y mientras el miedo invade mi mente y me la llena de dolor y oscuridad. Aprieto fuertemente los puños y la mandíbula intentando contener el pánico. Pero consigue abrirse paso a través de mis ojos.

Dos enormes cataratas aparecen en ellos de repente. Mi cuerpo se divide en dos placas tectónicas que chocan entre sí. Todo está perdido. No quiero seguir escuchándolo...

Imagínate si esas palabras estuvieran dirigidas a mí.

Ésta soy yo

Si contemplo detalladamente mi rostro en el espejo, advierto que mi mandíbula siempre está cerrada. No la aprieto tanto como para que mis dientes de abajo hagan el amor con los de arriba, pero sí lo suficiente como para morder el interior de las comisuras de mis labios.

No hay sonrisa apreciable en mi boca. Es una línea tan horizontal como soñaba serlo Sylvia Plath, pero yo intento mantenerme erguida.

Me abrazo a mí misma y encojo los hombros. Me gustaría ser un bicho bola; convertirme en una pelotita y huir rodando, escondiéndome del resto del mundo.

Mis ojos están tristes y cansados.

Parpadean.
Parpadean.
Parpadean.
Si son un reflejo del alma,
la mía debe estar muerta.

Mi piel es de un material blando y poroso. Se le da bien la historia, lo recuerda todo, por eso está llena de manchas, marcas y cicatrices.

Mis cabellos son finos y castaños. Ni lisos ni rizados. Ni largos ni cortos. Ni me gustan ni los detesto. Mentira: a veces sí que los detesto. A veces quiero arrancarlos como se arrancan los pétalos a las margaritas y algún día lo haré. Seré una flor a la que se le ha acabado la primavera.

Mis ojeras son dos mares muertos. Son dos medusas cerca de la playa. Son dos globos aerostáticos que vuelan alrededor de todo el mundo. Y nunca se desinflan.

El dolor de cabeza no se ve, pero está ahí. Está ahí... Claro que está ahí...

jueves, 13 de julio de 2017

el recuerdo se vuelve cada vez más borroso

hay una niebla sobre la memoria que hace que te preguntes si estás yendo en la dirección correcta. la respuesta es no, claro, pero nadie te ayuda.

te escupen a la cara el odio que les produce verte tan perdida, pero no te indican el camino. te atormentan con los pasos erráticos que das, pero ni rastro del nombre de las calles. un relámpago te obliga a apartar la vista y cuando vuelves a mirar todo ha cambiado. y ya no sabes qué hacer. aunque hagas lo que hagas sigue estando mal.

te vomitan el desagrado que les produce tu ignorancia. y tú colocas tus ojos cansados en otra parte. los sacas de tus cuencas y los acomodas en tu regazo. los balanceas con delicadeza y mientras ellos, tus ojos adormilados, contemplan tu interior. saben que estás ahí. saben que tienes que estar en alguna parte. pero dónde. dónde.