¿es real o suena dentro de mi cabeza, o soy yo misma, que lo digo en voz
alta?
El cuento de la criada, Margaret Atwood
Te he dejado
de hablar mil veces, pero nunca te das cuenta. Soy consciente de lo estúpida
que sueno cuando te digo que pienso que me odias.
No me odias.
No me odias
no me odias no me odias.
Yo sólo
quería besarte antes de que te volvieras a marchar. Pero en su lugar puse mi
mano en tu pecho y te miré a los ojos con una sonrisa triste una sonrisa
melancólica una sonrisa horizontal.
Una línea entre mi nariz y mi barbilla.
Yo estaba ya
al otro lado del umbral. Podría haber vuelto a entrar pero di media vuelta y
terminé yéndome del todo. Podrías haberme retenido. Podrías haberme cogido de
la mano haberme rodeado la cintura haber postrado tus dedos sobre mi hombro
para hacer que volviera a girarme hacia ti.
Una línea entre mi cuerpo y la salida.
Pero no lo
hiciste.
Hace tiempo
que te debo una disculpa. (Lo siento lo siento lo siento). Pero para dártela
primero debería contarte qué he hecho.
Y no quiero.
Mis
compañeros de trabajo creen que eres mi novio. Por qué lo creen es fácil de
descubrir: yo se lo he dicho. Ni siquiera sé si tú hablas de mí con tus amigos.
¿Hablas de mí con tus amigos?
Sé que la
respuesta es no, pero a veces no estaría de más que me mintieras. Que me
dijeras que te has despertado pensando en mí. Que me dijeras que cada vez que
te pasa algo divertido te entran ganas de contármelo. Que yo también te gusto
desde antes de conocerme.
¿Te he dicho
ya que me gustas desde antes de conocerte?
Hace casi
nueve años de aquello, pero aún hace que me tiemblen las manos de la emoción.
El día en que por fin alguien tuvo la maravillosa idea de presentarnos. Ojalá
tuvieras en mente nuestra primera noche juntos. Ojalá tuvieras en mente nuestro
primer beso en aquel parque a la luz de la luna.
Ojalá
tuvieras en tus manos este libro. Y leyeras este texto y supieras con seguridad
que estoy hablando de ti. Que no puedo parar de hablar de ti. Que no puedo
dejar de describirte. Que me es imposible no escribirte y que por eso nunca te
enteras de cuando dejo de hacerlo para siempre.
Que no me
odias.
No me odias
no me odias no me odias.