Iba a
escribirte un último poema pero he recordado —por el camino— tres cosas:
(Uno)
Yo no sé
escribir poemas
(Ya lo has visto)
(Dos)
Ésta es una
sección de cartas
(Cartas a ti)
(Tres)
La poesía me harta
(Blanca Varela)
Este miedo a
perderte cuando aún no me perteneces suena como una garra arañando una pizarra
La silueta de mi cuerpo sobre el tuyo se está borrando — la tiza blanca es
perecedera Quiero rodear tu rostro con las manos y decirte que eres como una
brisa fresca sobre un campo de flores
También
quiero follarte hasta que se haga de día
Pero no me llamas
He decidido
no aprenderme tu número de teléfono de memoria por si ocurre un imprevisto y se
confirma que has dejado de querer besar mis labios Por si ocurre un imprevisto
y se confirma que has dejado de querer coger mi mano De momento sólo tengo
conjeturas — que no por ello hacen menos daño Por si ocurre un imprevisto y se
confirma que has dejado de querer cuidar de mí
Escribir es
un acto en tres dimensiones:
El ancho de la frase
el alto de la letra
x la profundidad del mensaje
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Clavado
en mi pecho
Y la sangre
derramada
es tan sólo
el resultado
de lo que me
haces sentir
cuando no
respondes
Trato de no
pensar en ti mientras me masturbo delante del espejo Mientras me masturbo
delante del espejo intento no pensar en el sudor de tu piel en el sabor de tu
boca en tus dedos enredados en mi pelo Quiero que sepas que aún no he
encontrado a nadie que te llegue a la altura — y créeme que lo he buscado
También
quiero abrazarte hasta que se haga de noche
Pero no me amas