sábado, 20 de junio de 2020

(Principio de otro cuento abandonado)

Encerrado en esta jaula, dejo volar mi imaginación entre los barrotes. Vuela libre a través de la piedra. Lejos del metal. Lejos del sonido de las gotas que se precipitan desde lo alto en un desesperado intento por poner fin al sufrimiento. Lejos de estas manos asesinas.

No recuerdo cómo acabé asfixiando su senectud con su propia almohada. Cuándo empezó la locura a mover su cuerpo como si de un títere se tratara, lanzando objetos personales y verborrea por los aires. Cuánto tiempo tardó en dejar de respirar.

No me di cuenta en seguida. Tampoco sé cuánto tiempo tardé en hacerlo. A veces se hacía el muerto para atormentarme. Lo conseguía. A veces me gritaba: «¡Vas a matarme! ¡Vas a matarme!» y yo lo negaba. Mentiroso. Claro que en aquel entonces yo no sabía que mentía.