jueves, 28 de diciembre de 2023

2023

 ♥ENERO♥

  • La canción del verano y Un sol nuevo, dos brevísimas antologías de La Bella Varsovia leídas durante las primeras horas del año
  • Entra en mi vida, de Clara Sánchez - LibreandoClub del mes de octubre
  • Inventar el hueso y Todas las veces que el mundo se acabó, dos poemarios de Olalla Castro en Pre-Textos
  • Hágase mi voluntad, de Ángelo Néstore
  • Saga: capítulo SIETE y OCHO, de Brian K. Vaughan y Fiona Staples - mi regalo de Reyes por parte de hermano
  • El manifiesto de las mujeres viejas, de Mari Luz Esteban

 

♥FEBRERO♥

  • Libertad, de Jonathan Franzen, empezado en enero - LibreandoClub del mes de noviembre (el de diciembre nunca me llegó)
  • El libro de las lágrimas, de Heather Christle, leído en un día (dicho día fue domingo)
  • Casas vacías, de Brenda Navarro
  • Notar cómo el nombre se aleja de la boca, de Paula R Mederos
  • Matar la geografía de los cuerpos de piedra, de Laura Sanz Corada, leído dos veces para asimilarlo bien
  • Nuestro patio, de Toñi García-Ochoa


♥MARZO♥


  • Dama de pueblo, de Gema del Castillo
  • Releo Drácula, de Bram Stoker, para evitar durante un tiempo gastar dinero en libros

 

♥ABRIL♥

 

  • Releo Listas, guapas, limpias, de Anna Pacheco y continúo sin actualizar mi GoodReads
  • Releo, por no sé cuánta vez, la poesía completa de Alejandra Pizarnik
  • Un amor español, de Luna Miguel
  • Deseo de ser árbol, de Ángelo Néstore

 

☼JUNIO☼

 

  • El diario de Virginia Woolf, volumen V (1936-1941) - empezado en abril, seguido en mayo, terminado en junio
  • Gigoló, de Golden
  • 101 poemas, de Hafez Shirazi
  • Empiezo Primavera silenciosa, de Rachel Carson, pero lo abandono al tercer capítulo

 

☼JULIO☼

 

  • Una selección de poemas de Alí Ahmad Sa'id Esber (Adonis) que me gusta mucho - empezada el 30 de junio y terminada al día siguiente
  • Cien poemas, de Constantine Kavafy

 

☼AGOSTO☼

 

  • Un tercio de Disbauxes, libro anónimo catalán ilustrado por G. Donville - empezado en julio
  • Libro de poemas, de Federico García Lorca
  • Poemas de amor, de Alfonsina Storni - leído en media tarde
  • Un corazón lleno de estrellas, de Álex Rovira Celma y Francesc Miralles
  • Alas para un corazón, de David Almond
  • Los poemas ocultos, de Jim Morrison - versión bilingüe
  • Un corazón sin forma alguna, de Emylia Hall
  • Poemas, de Edgar Allan Poe
  • Desenterrando poemas, de Roque Dalton
  • El café de los corazones rotos, de Penelope J. Stokes
  • Empiezo algún que otro libro que termino aborreciendo

 

♥SEPTIEMBRE♥

 

  • Poesía ante la incertidumbre: antología de nuevos poetas en español
  • El club de los corazones solitarios, de Elizabeth Eulberg
  • Poemas y canciones, de Bertolt Brecht
  • Poemas sueltos, de Rosalía de Castro
  • Terror y miseria del Tercer Reich, de Bertolt Brecht
  • Otro en tu corazón, de Emma Darcy
  • El cadiceño y Las literatas, de Rosalía de Castro

 

♥OCTUBRE♥

 

  • Conversaciones con mi gata, de Eduardo Jáuregui - empezado en septiembre
  • A María el corazón, de Pedro Calderón de la Barca

 

♥NOVIEMBRE♥

 

  • El culto del gato, de Nicholas J. Saunders - empezado a finales de octubre

 

♥DICIEMBRE♥

 

  • Un mensaje para tu corazón, de Niamh Greene - empezado en noviembre
  • Biblioteca Sandman: Estación de nieblas, de Neil Gaiman (escritor) y Kelley Jones, Malcom Jones III, Mike Dringenberg, Matt Wagner, Dick Giordano, George Pratt y P. Craig Russell (dibujantes)
  • pedres i vent, de Carla Santángelo Lázaro
  • Los cuartos por la noche, de Javier Calderón

jueves, 30 de noviembre de 2023

NUBE DE ALGODÓN

Yo soy tu gatita
(La Factoría)

1, 2

Tu mirada se cruza con la mía bajo la marquesina de la parada del autobús. Lleva diez minutos de retraso y tú me hablas del viento, me cuentas del aire, me narras de la brisa. Yo me fijo en tus manos y no imagino, no sospecho, que esa misma noche se entrelazarán con las mías mientras hagamos el amor en la cama de matrimonio de la habitación de tu madre. Lleva veinte minutos de retraso y decido seguirte la corriente, pero no me quito las gafas de sol para que no me des por hecha. Elogias mis tatuajes, no me miras las tetas, me tratas como a un ser humano; con qué poco nos conformamos. Lleva treinta minutos de retraso y aún soy tan ingenua de creer que mis planes siguen intactos, que no pasaré la tarde contigo dentro de unos grandes almacenes que hasta ese día no sabía ni que existían. Ya dentro del autobús tu abrazo me consume. Ya en la última parada tu cautela me embriaga. Ya dentro de la tienda tu boca me llama. Y ese beso que nos damos en las afueras, ese beso que nos damos en el centro del vendaval, me termina conquistando.

3, 4

Te escribo para decirte que yo no cocino y tú me dices que te da igual. Te da igual y te diriges a mi piso después de salir de trabajar. Llegas a mi piso pasadas las cuatro y te pones a rebuscar entre los armarios de mi pequeña cocina office. Te observo desde una distancia reflexiva y no entiendo, no comprendo, lo que está pasando. He encontrado el amor de repente, esperando el 160, y lo he atraído hasta mi puerta. Ahora mismo se encuentra cocinando con ingredientes que ya tenía, que yo misma había comprado, algo que jamás se me había ocurrido. Te beso en la nuca y espero. Me siento en la mesa y espero. Termino de comer y espero. En la cama de matrimonio de mi pequeño apartamento tú y yo nos doblegamos al rito de la carne. La espera ha valido la pena.

5, 6

Caminamos de la mano bajo la luz de la luna. Llevo un vestido tan largo que por poco no roza el suelo. Caminamos despacio, disfrutando de la noche, del silencio de las calles, esquivando a los pocos transeúntes que, como nosotros, continúan paseando. Yo sonrío y pienso en qué envidia deben sentir, cuántos celos deben estar tratando de esconder, todas aquellas personas que no deambulan de tu brazo. Y yo sonrío. Esta vez hemos decidido no irnos al centro, para evitar volver a encontrarnos cerradas las cocinas; seguiremos recorriendo estas calles hasta toparnos con un restaurante cuyas mesas no estén todas ocupadas. Terminamos encontrando un japonés y nos sentamos una frente al otro. Confío en tu criterio pero yo elijo el postre. Bebemos cerveza y nos miramos a los ojos. Te hago reír. La vuelta a casa es silenciosa y apacible.

7, 8

Me acurruco sobre tu cuerpo como un gato, o eso dices: que parezco un gato. Yo ronroneo en tu cuello, refriego mi frente en tu clavícula, te doy un beso en el hombro. Tú me abrazas mientras dormimos o fingimos hacerlo, mi cadera encajada en tu cintura, y respiras suavemente sobre mi cuello. Acaricio tu pecho, tu espalda, tu mandíbula, con las yemas de mis dedos, afilando tiernamente mis uñas con tu cuerpo. Me ruegas que no me detenga y yo continúo depositando mi fragancia sobre tu piel, consolidando el vínculo. De tener siete vidas, las pasaría todas contigo.

9, 10

Suena el teléfono a las seis de la mañana. Ha pasado un tiempo, ya te había olvidado, pero tu voz me reclama desde el otro lado de la línea. Yo acepto tus absurdas excusas, tus frágiles disculpas, y te abro por última vez la puerta de mi casa. Hacemos el amor reiteradamente sin saber que estamos contemplando una supernova. Te abrazo por la espalda sin saber cuán inestable se ha vuelto el núcleo, qué poco falta para el colapso. Cuando te despides de mí con esa dulzura en el rostro, no parece el fin del mundo. Pero cuando cierro a tu espalda la puerta se apaga la luz.

jueves, 16 de noviembre de 2023

EL ARTE DE CONTAR UN BUEN CHISTE

Mi risa inundaba tus oídos en ese salón comedor de la casa en la que vivías. Se hacía más y más fuerte por cada chiste que me contabas. Se hacía más fluida, más tranquila, más valiente mientras nos abrazábamos totalmente desnudos en ese sofá en el que nos habíamos hecho el amor sin pensar siquiera en si debíamos o no correr las cortinas. Mi risa era lo más íntimo que tenía y tú me la sacabas sin ninguna dificultad. Me acariciabas suavemente la espalda con las yemas de los dedos y me hacías reír. Me contabas los mismos chistes que la última vez en la que nos habíamos hecho el amor en la cama de matrimonio de la habitación de tu madre y a mí me hacían la misma gracia. Me contabas nuevos chistes que habías aprendido, o que habías recordado desde la última vez que nos vimos las caras para bebernos juntos una botella de vino, y yo me reía. Me contabas una y otra vez el que sabías que era mi chiste favorito y yo me reía igual de honestamente que el primer día. Yo te quería y tú me hacías reír. Yo te quería y tú disfrutabas de sacarme una sonrisa. Yo te quería y tú te alegrabas de que por una vez dejara de estar tan triste, tan harta, tan cansada. Yo te quería y tú me tratabas como si fuera lo más preciado de este mundo, la mujer más guapa, la mujer más lista. Yo te quería y tú me tratabas como si fuera la mujer más importante, la persona más fuerte que jamás habías conocido. Como si de verdad fuese tan valiente. Yo te quería y tú me convencías de que merecía más que nadie ser feliz. Yo me abría ante ti como la flor del cerezo en primavera, sin que nadie más me viera, y compartía contigo mis secretos. Confiaba en ti como para que me recogieras del suelo si caía o para que me pusieras el pelo por detrás de las orejas si tenía la necesidad de vomitar después de apenas haber compartido contigo esa botella de vino. Cuando lloraba tú me abrazabas y yo no sentía la necesidad de cubrirme la cara con las palmas de las manos. Cuando lloraba tú me abrazabas y yo no pasaba vergüenza. Los silencios no eran incómodos y nunca había obligación de rellenarlos. Yo leía un libro y tú trabajabas en el ordenador. Yo memorizaba con la punta de mis dedos ese rostro tan perfecto que tenías y tú mirabas tu teléfono móvil, leyendo algún hilo de Twitter o hablando por WhatsApp con tus amigos de la universidad. A veces rompías el silencio poniéndome en YouTube tus canciones favoritas. Me hablabas sobre la música y, aunque aficionado, a mis oídos eras todo un experto. Entonces te ponías a cantar mientras yo repasaba el puente de tu nariz y aunque no teníamos los mismos gustos musicales no me cansaba de escuchar esa preciosa voz que tenías. Y nunca quería que se terminara esa canción. Y nunca quería que dejaras de cantarme. Cuando nos íbamos a dormir después de habernos hecho el amor, de nuevo sobre la cama de matrimonio de la habitación de tu madre, yo rozaba el escaso vello de tu pecho, que te dejabas crecer sólo porque sabías que me gustaba, para calmar mi ansiedad. Y tú me abrazabas. Y nuestras piernas se entrecruzaban como una enredadera y nuestra piel estaba siempre en contacto por mucho calor que hiciera. Y si por casualidad nos dábamos la espalda durante la noche y no nos dábamos cuenta como para volver a girarnos, nuestras manos no se soltaban, seguían cogidas para no sentir el abandono. Aunque sólo fuera por el dedo meñique. Para no sentirnos solos.

Y aun así dices que no te enamoraste de mí.

martes, 31 de octubre de 2023

EL TRAUMA DE MI VIDA - capítulo eliminado de una novela inédita

El trauma de mi vida me lo causó, sin la menor duda, una película que vi cuando seguía en parvulario o acababa de empezar la educación primaria, hace mínimo veinte años. No recuerdo el título y si por casualidad hay alguien en esta sala que lo sepa, agradecería enormemente que levantara la mano (en seguida entenderéis por qué me río al decir esto).
 
La vi en el salón-comedor de mi casa, junto con mis padres, mi hermano y mi tía, que fue la que imagino que trajo la cinta de vídeo. Siempre he supuesto que era una película de terror porque a mí me daba miedo; pero ellos se reían (los adultos se reían, mi hermano no lo recuerdo) así que quizá no fuera exactamente de terror, sino más bien tipo Scary Movie (no era Scary Movie). El caso es que a mí me daba mucho miedo y de vez en cuando cerraba los ojos para no mirar la pantalla. Pero mi madre, en cuyo hombro me apoyaba buscando desesperadamente un refugio, me controlaba de reojo desde lo alto y a mí me daba la sensación de que hacía mal en tener miedo de esa película con la que ellos se reían; así que no tenía más remedio que estar atenta a la televisión y rezar a un Dios en el que aún no creía para que terminara pronto el largometraje.
 
La marca llegó con la escena en la que uno de los protagonistas se corta (o le cortan) una mano y después dicha mano anda sola. Pero no sólo anda sola sino que también ataca, ¡creo que incluso al propio dueño! Así que durante semanas estuve alerta, temblando, por si veía esa mano corretear a mi alrededor. Dormía con la cabeza metida debajo de las sábanas, no sin antes echar un vistazo detrás de la puerta y debajo de la cama; miraba bien dentro del váter antes de mear (esto también lo estuve haciendo durante años por si aparecía una araña o una abeja y me picaba en las partes íntimas); estaba totalmente emparanoiada. Hasta en el colegio. Recuerdo estar andando por el pasillo y mirar a ambos lados y hacia atrás con los ojos bien abiertos y el corazón a mil por hora pensando que esa mano me perseguía para matarme. Recuerdo incluso aligerar el paso no fuera a ser que de verdad me estuviera acechando.
 
¿Me comporté de manera exagerada? (claramente no iba a atacarme ningún miembro amputado). Pero no creo que nadie salvo yo, que soy la que lo ha vivido, tenga derecho a criticarme.
 
Al contrario de lo que puedan dar a entender los diccionarios, la mayoría de las veces, no exagera la persona que actúa sino la que la juzga. ¿Por qué? Pues por lo que ya he dicho: porque la persona que juzga no tiene en cuenta los aspectos ambientales, los que rodean a la otra persona, cómo se ha educado, por qué hace lo que hace, por qué le afecta de la manera en la que le afecta. La que juzga lo hace desde su posición, desde su punto de vista, desde su privilegio; y no ve que ella misma, si estuviera sentada en esa otra silla, se comportaría igual.
 
Con el paso de los años, la mano dejó de acosarme y empezó a hacerlo el cuerpo entero. El cuerpo de mi abuela paterna, cuando la vecina de abajo me recordaba lo mucho que me parecía a ella de joven. El cuerpo de mi madre, al otro lado del espejo, cuando mi vientre y mis caderas se curvaban. El cuerpo del chico que durante unos años se obsesionó conmigo y me perseguía de vez en cuando (otro trauma) cuando me veía de casualidad en la piscina, en alguna fiesta nocturna, paseando por la calle. El mío.
 
Aceptar mi cuerpo es algo que me ha costado muchos años, que no soy la única aquí. Muchos reflejos insultados, muchas medidas tomadas, muchas fotografías eliminadas, muchos almuerzos hechos con amor tirados a la basura. Pero no ha sido tan doloroso, no me ha costado tanto esfuerzo, como aceptar mi cerebro: mi forma de ser, de ver las cosas, de sentir, mi forma de tratar a los demás, ¡de tratarme a mí misma! Mi forma de no ser.

viernes, 13 de octubre de 2023

ME MUDÉ Y DE VERDAD PENSABA QUE VENDRÍAS A VERME

Era miércoles veintisiete de enero y aún no sabía, no era consciente, de que de verdad no íbamos a volver a vernos. Yo escribía en mi diario con la esperanza de que algún día me contradijera y dijera mira, tengo visita dijera mira, ya no estoy sola dijera mira, hemos hecho el amor en mi cama de uno treinta y cinco y ya no soy la única pringada que no folla en este piso.
 
Yo tenía veintiséis años y como dicta la media europea acababa de independizarme. En parte porque no soportaba seguir viviendo con mis padres, en parte porque necesitaba más espacio para mis libros. Excusa que luego utilicé para volver a mudarme dos años y medio más tarde, después de seguir comprando libros y no tener dónde amontonarlos a pesar de no quedármelos todos.
 
Yo tenía veintiséis años y acababa de quedarme sin trabajo. No obstante había calculado que podía vivir un año entero sin trabajar gracias a mis ahorros. Al final no pude probárselo a nadie porque me llamaron una o dos semanas más tarde para ofrecerme un contrato que por supuesto acepté sin pensarlo un segundo.
 
La puerta de la entrada se abría y cerraba a todas horas porque mis compañeras de piso –que no de estudio– tenían visitas. Yo esperaba que fueras tú quien viniera antes que nadie y vieras cómo había dejado el piso dónde había colocado el pez espada el pequeño altar que le había levantado a tu nariz. Esperaba que vinieras y te quedaras quizá un fin de semana, como las visitas de mis vecinas a quienes escuchaba follar tras las paredes y que por una vez fueran ellas las que me escucharan a mí. Así que te pedí que vinieras y me dijiste que no era un buen momento. Y yo dejé pasar los días esperando el momento propicio, esperando que de verdad vinieras a verme, esperando que de verdad cumplieras algunas de tus promesas.
 
Primero fue el toque de queda luego las oposiciones después la remota posibilidad de haber suspendido el mir. Después ya no pude aguantar más y creo que te envié un audio de whatsapp –qué quieres que te diga, estaba borracha–.
 
Supongo que fue ahí cuando lo nuestro terminó.

viernes, 29 de septiembre de 2023

LA ODISEA DE IRSE A LA CAMA BAJO LOS EFECTOS DEL ZOLPIDEM

Poema basado en una grabación de voz de un minuto y cuarenta y cinco segundos que hice bajo los efectos de una pastilla para dormir un viernes veinticinco de junio a las 01:00:13 horas
 
            lo primero es el cuerpo
el cuerpo se siente muy, muy pesado
            estás cansada y quieres irte
a la cama
            así que caminas
pero en seguida te das cuenta
            de que no caminas recto
caminas torcida, caminas lento
            dejas caer mucho peso
en cada una de tus zancadas tus pies
            soportan cada uno la carga
de mil fantasmas
            todas esas personas
                                                que te rodean 
                        por la noche
 
pero después de marcar bien la huella
            sobre el suelo
vuelve por un instante la sensación
            de ligereza
al doblar una rodilla hacia el cielo
            para dar otro paso
hasta la cama te sientes obligada
            a sujetarte
a la primera superficie sólida
            que encuentras
entre la oscuridad de tus 36 m2
            de apartamento
como si tu cuerpo de repente
            fuera un ave
 
no sabes muy bien por dónde vas pero lo intuyes
 
            tiemblas de frío
porque estás desnuda
            tiemblas de miedo
porque estás sola
            tiemblas de cansancio y de ansiedad
porque tienes muchas ganas de llegar
            hasta tu cama y de camino
chocas contra la mesa
            del comedor
chocas contra el sofá
            de la sala de estar
chocas contra el pollo
            de la cocina
pero al final del todo llegas tranquila
            a la cama y te dejas caer
te dejas caer de espaldas
            sobre la cama 
ojos cerrados sonrisa abierta brazos
            en cruz
por fin
 

viernes, 22 de septiembre de 2023

MI ROSTRO / NI RASTRO

Poema basado en una grabación de voz de dos minutos y cuatro segundos que hice bajo los efectos de una pastilla para dormir un viernes once de junio a las 00:18:51 horas
 
si me pongo a mirar vídeos de youtube en el ordenador
es decir en el teléfono móvil o quizá una serie de fotografías
en la aplicación de instagram o desde la propia galería
 
            veo doble
 
veo dos veces la hora veo dos corazones en rojo veo dos
notificaciones de un sólo mensaje sin importancia y cuando
soy yo la que sale en esa grabación o en esa fotografía
en la aplicación de instagram o en la propia galería
aún por retocar veo dos veces mi cara veo dos veces mi
cara cuando sé que sólo tiene que haber una porque yo
sólo tengo un rostro así que no hay ninguna duda
 
            vveeoo ddoobbllee
 
me he tomado dos pastillas y veo doble si me tomo tres quizá vea triple
entonces me levanto de la cama o el sofá no sé muy bien dónde estoy sentada
y voy a mirarme en el espejo de forja color negro de cuerpo entero
y en el espejo de forja color negro estoy sola con este horrible aspecto
 
            que no se parece en nada a mí
 
intento andar hacia delante pero ando hacia arriba no sé
si algo de esto servirá después para escribir y si no sirve no sé
por qué lo estoy grabando pero yo intento andar hacia delante
y no tengo miedo por primera vez                 no tengo miedo
 
sé que no hay nada que venga a hacerme daño
al menos no mientras la luz siga encendida
así que voy a apagarla para ver qué siento
y no siento nada por primera vez
 
no siento nada
 
si me tomo cuatro quizá vea cuádruple
 

viernes, 15 de septiembre de 2023

A QUIENES HAN DEJADO DE HACERLO

Poema basado en una grabación de voz de tres minutos y veintiocho segundos que hice bajo los efectos de una pastilla para dormir un jueves diez de junio a las 23:54:29 horas
 
tengo un acuerdo con los niños
estoy con ellos, los protejo
los protejo de todo lo que hay
alrededor
a los niños hay que protegerlos
de vosotros
vosotros que estabais el otro día
el otro día tan visibles
alrededor
de mi cuerpo señalándolo con el dedo
observando con los ojos abiertos
cada gesto de mi mano
sobre mi sexo
¿y ahora?
ahora ya no hay nadie
cobardes
ahora que sabéis
que no podéis conmigo
ahora vais a por los niños que hay
alrededor
tan jóvenes tan pequeños tan diminutos
tan cobardes
tened un poco de decencia y dejadlos
                                                    a un lado
a ellos que no merecen nada de esto
a ellos que no merecen el terror
como yo, probablemente
 
los niños que no sepan lo que viene
los niños que no conozcan el dolor
tomadme a mí en su lugar
por favor
 
no notaréis la diferencia
 

viernes, 8 de septiembre de 2023

DE QUIENES ME RODEAN

Poema basado en una grabación de voz de siete minutos y veinticinco segundos que hice bajo los efectos de una pastilla para dormir un martes ocho de junio a las 00:35:37 horas
 
en cuanto cierro los ojos, no estoy sola
hay más gente a mi alrededor
hombres, mujeres
tienen edades distintas
aunque no se llevan muchos años
también son de razas distintas, pero todas se conocen
del mismo modo en que parecen conocerme a mí
 
extiendo mi mano y empiezo a tocar mi cuerpo
que de repente ha dejado de ser mi cuerpo
y ya no sé si es otra la que me toca
si es que soy yo la que toco a otra
o si ni siquiera formo parte
 
de esta danza
 
quiero bailar                 bailar en la oscuridad
con los ojos aún cerrados
mientras siento la música que surge de mi boca
mientras siento que a mi alrededor todos me miran
            o me ignoran
conscientes de que estoy aquí intentando
            formar parte
 
de esta danza
 
abro los ojos y al principio creo que vuelvo a estar sola
pero entonces me levanto para coger mi teléfono móvil
y siento que ahí, en la cocina, hay alguien
pero entonces decido volver a tumbarme sobre la cama
y siento que aquí, a mi lado, hay más gente
 
y escucho sus conversaciones y veo cómo me miran
 
            y tengo miedo
 
así que debo estirar el brazo
debo estirar mucho el brazo 
porque las distancias
ha n c a m b i a d o
de noche la mesita de noche
está más lejos que por el día
 
            y tengo miedo
 
intento masturbarme sin ganas porque es eso
lo que ellas quieren                 quieren verme
todas esas personas que me miran o me ignoran
                                                quieren verme
lo hago ahora mismo mientras hablamos toco este cuerpo
que de repente ha dejado de ser mi cuerpo con estas manos
que de repente
                                    son de otra
porque sé que es eso lo que ellas quieren
 
quieren burlarse de mí         
centrar en mí la humillación
 
y yo les doy la satisfacción a esas personas que me miran
de reojo fingen ignorarme a esas personas a mi alrededor
que cuchichean entre sí mientras yo me masturbo
para que me vean esas personas a mi alrededor
que de repente se asustan y se van
 
y ya no me hablan y ya no las veo
 

viernes, 1 de septiembre de 2023

BREVE CONVERSACIÓN DURANTE EL TURNO DE NOCHE

hoy me han dicho que a mi edad se duerme mucho
 
que a mis veinticinco y cinco días
            se duerme mucho
que cuando se es joven se duerme mucho
que el desbarajuste de los ritmos circadianos
no se ha producido todavía y la melatonina
se segrega de manera natural
al caer la noche
 
que hasta ahora he tenido la suerte de vagar
por un período de tiempo en el que
            se duerme mucho 
 
cómo será entonces dentro de diez años
dentro de veinte, dentro de cincuenta
 
¿seguiré viva dentro de cincuenta años?
 
quizá viaje en barco hasta la isla de mallorca
para ir en autobús hasta el castell de bellver
en lugar de subir los quinientos cinco
(los conté una vez) escalones
 
quizá vea la vida pasar desde el balcón 
como hacía mi bisabuela
 
o me encuentre guardando tu mano entre las mías
dentro de una pulcra e íntima habitación de hospital
mientras suplico a las parcas por que el alzhéimer
deje ya de dolerte
 
¿y cuando sea yo la que esté en su lecho de muerte?
¿cuando la melodía del monitor se vaya ralentizando
y se permitan las visitas en las áreas restringidas?
¿cuando el personal de blanco guarde silencio
y llame a la puerta antes de entrar?
 
¿cerraré los ojos entonces?
 
quizá siga despierta hasta el final de los días
quizá mi más allá sea este no poder dormir
 

domingo, 13 de agosto de 2023

MAREAS

1
un abrazo de alguien que no soy yo
mi cuerpo cobijado en un cuerpo
 
que no es mío
 
2
ahora soy un balancín
me muevo hacia delante
            y hacia atrás
hacia un lado
            y hacia el otro
 
algo cae
 
soy un péndulo que va
de norte a sur, de este a oeste
un péndulo que no se atreve
            a detenerse
 
mi cuerpo tiembla
alguien cae
 
soy yo
 
3
soy un bote que navega a la deriva
nadie sabe dónde voy
a tropezar
 
4
ahora estoy quieta
yazco sobre la arena
de la playa
apoyada en una roca
            inclinada
no estoy en posición horizontal
como soñaba estarlo la poeta
estoy
            in
                        cli
                                    na
                                                da
 
un bote encallado que sueña
 
que sueña que navega a la deriva
nadie sabe cuándo voy
a zarpar
 
5
nos mecemos suavemente
nos mecemos suavemente
por el viento
gracias al paso tranquilo
de las olas
en mi cabeza oigo los cantos de sirenas que intentan confundirme que intentan apresarme
 
las ignoro
 

martes, 25 de abril de 2023

LA FUERZA GRAVITATORIA DE LOS CUERPOS CANSADOS

la fuerza de la gravedad aumenta a cada segundo –soy un cuerpo supermasivo– pienso que cualquier noche puede ser la última y ya no recuerdo cuándo fue la última vez que dije tu nombre cuándo rocé con los dedos la suavidad de tu espalda cuándo acomodé el rubor de mi mejilla en el acompasado vaivén de tu pecho ¿es este temblor fruto del añoro o es sólo un efecto secundario? ¿predice sin remedio la ascensión o es que estoy postrada sobre arenas movedizas? ¿habría llorado también aunque me hubiera atrevido a cogerte de la mano? la oscuridad es ahora enemiga y aliada testigo irreprochable del silencio tu rostro fragmentado se presenta en todos los rostros con los que me cruzo en todos los rostros a los que me enfrento en todos los rostros de los que me escondo tus ojos casi negros me persiguen y yo confundo la humedad de mis lágrimas con el cálido sudor de tus muslos ¿es ingenuo insistir en tu belleza después de tanto tiempo? ¿arrodillarme ante tu imagen mientras te creo con otra?

¿es acaso una señal?

 

sábado, 22 de abril de 2023

UN PEREZOSO SE RELAJA A LA SOMBRA DE UN ÁRBOL AL OTRO LADO DEL ABISMO

no sé cuánto tiempo ha pasado sólo sé
que de repente te encuentro 
 
al otro lado de la línea
 
telefónica
 
me preguntas cómo estoy si estoy estudiando 
si tengo novio o trabajo como si no supieras que ya sé
que sabes las respuestas
 
te contesto sin saber
qué quieres de mí 
 
          sólo sé 
 
que estoy conforme 
 
han pasado años desde la última vez
que me crucé contigo todavía no sé
por qué en las escaleras de mi finca
(mis teorías son o bien que eras amigo 
de mis vecinos de abajo o bien que ibas
          a depilarte la zona íntima
con mi vecina esteticista)
y ahora estoy dispuesta por no decir
encantada 
 
de volver a reencontrarte
 
y entonces coges un avión que te conduce 
al otro lado del abismo
 
sólo será un mes, me dices, después 
podremos vernos 
sólo será un mes, me dices, después
nos emborracharemos juntos
sólo será un mes, me dices, después
nos abrazaremos largo y tendido
sólo será un mes, me dices, después 
todo volverá a estar bien 
 
y cuando nos veamos, esto ya 
no me lo dices, podremos
volver a dejar de vernos
 
no tienes ni idea 
del tiempo que he estado buscándote
 

jueves, 20 de abril de 2023

FOTOGRAFÍA

 tu imagen se me aparece de la nada 
como un mal presagio 
 
un cuadro cargado de advertencia
 
comprendo que a pesar de las veces
que te has presentado ante mí
como un dios caprichoso 
 
ora grácil cisne, ora toro bravo
 
dispuesto a volver a seducirme
algún día tenías que cansarte
 
algún día ese punto
que tanto has repetido
tendría que ser
 
final
.
 

martes, 18 de abril de 2023

DESPEDIDA EN UNA ESTACIÓN DE TREN

debería de haberlo sabido entonces
cuando te contemplaba peinarte
frente al espejo del ascensor
 
cómo mirabas al frente sin prestar atención 
a cómo te miraba yo
 
debería de haberlo sabido entonces
cuando te abrazaba desnuda después de hacer el amor
en ese sofá de tres plazas
 
cómo mirabas al techo sin prestar atención 
a cómo te miraba yo
 
la soledad de quien se aferra
a quien mira a otro lado
 
tengo frío y en vez de abrazarme me pides que me vista de nuevo 
así que cojo mi vestido de flores y me lo pongo por encima
tú miras tu teléfono móvil y cuando te ríes yo no sé 
si de verdad te hace gracia lo que digo o es que estás                     en otra parte
 
entonces te levantas y dices que se te hace tarde 
sólo he ido a tu casa a rellenar tus horas muertas
dejándome llenar de ti y terminando más vacía 
 
de lo que ya estaba
 
en la estación hablamos de cosas sin importancia 
o al menos tú hablas mientras yo sólo observo
cómo se mueven arriba y abajo tus labios y pienso
en lo feliz que me harías si en ese mismo momento
y delante de ese desconocido que también espera
 
          el tren
 
me comieras la boca
 
tampoco es que te vayas muy lejos
diecinueve kilómetros dos paradas 
menos de veinticinco minutos
 
pero yo siento el vacío de quien no volverá a ver 
como una suerte de premonición
 
a quien más ama
 
y examino tus labios arriba y abajo
y analizo tus ojos clavados no sé dónde
y distingo tu voz como un lejano eco
 
entre las voces de mi cabeza 
 
que me convencen,
testarudas
 
de que esta despedida es distinta
a las demás
 
en ese momento no sé
por qué no nos besamos

sábado, 15 de abril de 2023

TEATRO

quizá lo que yo creo
que es señal de vergüenza
no es más que una forma
de distanciamiento
 
te da miedo admitirlo en voz alta
temes lo que pueda ocurrir 
 
si los celos despiertan
 
por eso evitas las miradas
por eso esquivas de soslayo
cualquier enfrentamiento
 
por temor a causarme un dolor
innecesario
 
un beso casto te delata
 

jueves, 13 de abril de 2023

LA COCINA DE CASA DE TU MADRE

acaricio tus brazos mientras friegas los cacharros
de la escasa cena que has tomado
 
por mi culpa
 
te beso el bíceps mientras enjuagas un vaso
y te abrazo por la espalda 
 
apoyando mi cabeza
 
sobre tu omoplato
 
te quiero tanto en ese breve instante
en el que sólo se oye el tintineo de los cubiertos
que deseo con todas mis fuerzas
que me agarres de la cintura y me coloques
encima de la lavadora
 
que por una extraña razón se encuentra dentro de la cocina–
 
y me hagas el amor al mismo tiempo
que centrifugan tus pantalones
 
hundo mi pequeña nariz en tu cuello y te estrecho
aún más
contra mi pecho
aferrándome quizá no sólo a un cuerpo sino también
a una débil ilusión
 
a la idea de que tú también me quieras
 
mientras terminas de escurrir el estropajo
y las últimas gotas de agua caen poco a poco
por el fregadero 
 
te giras y me das un beso
me coges de la cintura y volvemos a la cama