la sal del mar exfolia mi cuerpo mientras jugamos a pasarnos la pelota
o a bucear entre las piernas del otro sin tocarnos
o a derribar por equipos las torres humanas
no sé si en algún momento
me subo sobre tus hombros
quizá forma también parte de un sueño
sé que te observo callada intentando encontrar la manera de que te fijes en mí
y que cuando el aire se levanta tanto tanto que se lleva tras de sí el parasol
que habíamos plantado horas atrás con tanto esmero
tú sales corriendo detrás de mí para ayudarme a cogerlo
luego cuando dices algo que ya no recuerdo sobre lo que ha ocurrido
quizá para hacerme reír y quizá sólo por sacar un tema cualquiera
yo no dejo de pensar en la suerte que hemos tenido
al no salir nadie herido
y que el pequeño incidente no nos habría hecho tanta gracia
si de casualidad se hubiera clavado como una flecha de cupido
en el pecho de un bañista que estuviera secándose al sol
me ayudas entonces a replantar la sombrilla
cavando un hoyo aún más profundo
que el anterior
y vuelvo a tumbarme en mi toalla
pidiéndole a una estrella que dore mi piel
a lo largo de la tarde
alguien saca una baraja y jugamos al bac
aunque yo prefiera la brisca
no sé si en algún momento
nos hacemos fotos en grupo
para el recuerdo
lo cierto es que no lo creo
como tampoco creo que intentara que fueras tú quien se fijara en mí
la verdad es que cuando te conocí yo seguía enamorada de mi ex
y ese día en la playa lo buscaba más a él que a ti
así que no estoy segura
de volver a dirigirte la palabra