*Francisco de Quevedo
«Soneto a una nariz»
que
cruzó el océano atlántico
sólo
para venir hasta mí
balanceando
de lado a lado
su
esqueleto de madera
y
con la punta de su nariz
me
tocó el corazón
como
en el amor
tengo
que tener mucho cuidado
porque a veces se le despegan las
patitas