Volviendo de Ricote hemos decidido parar para mear y comer algo, así que nos hemos desviado hacia Moixent, si no recuerdo mal el nombre. Una vez en el aparcamiento, ha bajado mi novio a preguntar si podíamos estar con la perra en la terraza del restaurante, que curiosamente se llamaba Bonaire (aunque esto igual sólo le hace gracia a los de mi pueblo). Total, que ha vuelto al coche y me ha dicho que acababa de irse la luz en toda España, Portugal, Francia y quizá algún otro país. Nos hemos quedado sin saber qué decir porque parecía surrealista. Durante el viaje de vuelta nos estaban fallando los datos y perdíamos Internet a cada rato, pero no esperábamos que fuera algo masivo. Hemos hecho bromas con el kit de supervivencia, que por supuesto no lo tenemos hecho a pesar de haberlo dicho medio en broma medio en serio en más de una ocasión. Me acuerdo ahora de que encontré un silbato rosa en la plaza del pueblo y pensé 'mira, para el kit', pero estaba roto y lo tiré al contenedor. El caso es que hemos seguido conduciendo y al llegar a L'Alcúdia hemos visto cola para entrar en Mercadona, así que hemos seguido hasta el Economy Cash, que había menos gente. Ha entrado mi novio mientras yo me quedaba con Mia, que parecía tranquila a pesar de no saber nosotros cómo estábamos. Durante el trayecto Bernat me ha dicho que si pasaba algo al menos habíamos podido disfrutar del viaje. Yo le he dicho que, si pasaba algo, al menos estábamos juntos. Luego me ha cogido de la mano y ha vuelto los ojos a la carretera.
En un segundo puede pasar cualquier cosa.
Cuando salga con la compra del Economy Cash, Bernat me comentará que había un hombre en la cola llevándose siete u ocho garrafas de agua (él llevaba dos). Habrá comprado también pan, algo de fruta y pienso para los gatos, que les quedaba poco el día que nos fuimos. Después conduciremos escuchando la radio, la única emisora que funcione, y gracias al programa caeremos en la cuenta de que vivimos en un quinto y no funcionarán los ascensores. Aparcaremos en zona de motos con los intermitentes encendidos. Sacaremos todo y lo meteremos al patio; las maletas, las mochilas de salir a caminar, la bolsa con los juegos y las cosas de la perra, la bolsa de la ropa sucia, la bolsa con los limones que nos ha regalado el casero, la bolsa con lo que casi se nos queda olvidado en la nevera del apartamento, las dos garrafas de agua, las dos bolsas de la compra en el Economy Cash, la perra. Subiremos todo en varios viajes hasta el quinto piso (la mayoría de los viajes los hará él). No habrá luz ni agua (la bomba no funcionará). Comeremos bocadillos con el fiambre que tenemos guardado para alguna comida familiar y siempre se nos olvida sacar. Nos sentaremos a bebernos unas cervezas y recordaremos de repente que tenemos el coche mal aparcado. Bajará Bernat a aparcar bien mientras yo me quedo pensando en casa.
En un segundo puede pasar cualquier cosa.
En un segundo puede pasar cualquier cosa.
Cuando salga con la compra del Economy Cash, Bernat me comentará que había un hombre en la cola llevándose siete u ocho garrafas de agua (él llevaba dos). Habrá comprado también pan, algo de fruta y pienso para los gatos, que les quedaba poco el día que nos fuimos. Después conduciremos escuchando la radio, la única emisora que funcione, y gracias al programa caeremos en la cuenta de que vivimos en un quinto y no funcionarán los ascensores. Aparcaremos en zona de motos con los intermitentes encendidos. Sacaremos todo y lo meteremos al patio; las maletas, las mochilas de salir a caminar, la bolsa con los juegos y las cosas de la perra, la bolsa de la ropa sucia, la bolsa con los limones que nos ha regalado el casero, la bolsa con lo que casi se nos queda olvidado en la nevera del apartamento, las dos garrafas de agua, las dos bolsas de la compra en el Economy Cash, la perra. Subiremos todo en varios viajes hasta el quinto piso (la mayoría de los viajes los hará él). No habrá luz ni agua (la bomba no funcionará). Comeremos bocadillos con el fiambre que tenemos guardado para alguna comida familiar y siempre se nos olvida sacar. Nos sentaremos a bebernos unas cervezas y recordaremos de repente que tenemos el coche mal aparcado. Bajará Bernat a aparcar bien mientras yo me quedo pensando en casa.
En un segundo puede pasar cualquier cosa.
Bernat me dice que si pasa algo al menos hemos podido disfrutar del viaje. Yo le digo que, si pasara algo, al menos estamos juntos. Luego suelta el volante para cogerme de la mano y aparta, un segundo, los ojos de la carretera.