te
diré que las cosas no son fáciles
que
no siempre se aprecia el arcoíris
después
de una jornada de lluvia
que
los pétalos se pegan a la suela
de
los zapatos como si fueran chicles
pero
no como esos huecos de melón
que
ya no sé si venden en los kioscos
te
diré que las cosas no siempre salen
como
una espera, mi amor, sino que
a
veces hay mucho que improvisar
mucho
que inventar sobre la marcha
aunque
en esa pequeña cabecita tuya
ya
lo hayas planeado todo te diré que
las
cosas no son siempre tan sencillas
un
día se abrió una flor cuyo nombre
coincidía
con el tuyo y el arbusto
que
la había dado a luz se marchitó
o
quizá lo que ocurrió fue que un pajarito
la
arrancó sin consideración con su piquito
de
las ramas pero un árbol cuyos brazos
se
encontraban desnudos la rescató
tal
vez no fue una flor sino un huevo
que
eclosionó de golpe y de repente
en
una cesta de mimbre que en principio
parecía
vacía o fue el nido el que cayó
de
lo alto del campanario y la cigüeña
que
revoloteaba distraída alrededor
crotorando
sin cesar no se dio cuenta
fuera
como fuese allá abajo del todo
con
las palmas de las manos yuxtapuestas
formando
un cuenco encarado al cielo
justo
antes de llegar al rígido suelo
estaba
yo y esa flor cuyo nombre
coincidía
con el tuyo o ese huevo
huidizo
dio de golpe y de repente
con
su nuevo hogar
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