Que estoy a tiempo de volver a tener amigos.
De hablar como si mi
voz no estuviera atascada.
Que puedo volver a tender mi mano
sin miedo a que me hagan daño.
Que puedo ser capaz de no llorar.
Afortunadamente
el tiempo pone cada cosa en su lugar y
me recuerda lo que soy.
Me
recuerda está tristeza que me invade.
Este dolor de cabeza y está
sensación de aislamiento.
Que yo no tengo zona de confort.
Me recuerda
que no sé mantener una conversación,
que no he aprendido a levantarme
—cómo voy a levantar a los demás—.
Que soy un jardín sin flores
con
demasiada presión en los aspersores.
Me recuerda que no lo merezco.
No lo merezco no lo merezco no lo merezco.
Sigo viva porque me da miedo la muerte.
No os penséis otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario