viernes, 21 de junio de 2019

[Los domingos por la mañana llego tarde a trabajar]

Los domingos por la mañana llego tarde a trabajar. No pasa nada: hoy es viernes. He ido a la Fnac en busca de un libro en concreto cuya autora, título y portada no conocía, pero sabía que lo estaba buscando. Virginia Woolf pasaba tumbada su primer día de menstruación y a mí me sabe mal no tenerme en pie. Me he dado cuenta de que está feo prometer a sabiendas de que no vas a cumplir, pero tampoco es obligado respetar todo lo que dices. A veces una simplemente cambia de opinión. Ya no quiero llorar. Ya no quiero estar sola. Ya no quiero hacer de mi piel la sede de la agricultura. El problema es que los domingos por la mañana tengo que ir a Plaza España a coger el 64 porque el 99 tarda más en venir. Pero no pasa nada: hoy es viernes. He decidido no recrearme en el pasado tantas veces que decidir no recrearme en el pasado es ya recrearme en el pasado. Pero vuelvo como el sol por las mañanas. Seguís confundiendo el condicional simple con el pretérito imperfecto del subjuntivo y yo acabo de recordar qué libro estaba buscando. Cuando no sé qué decir te beso. Cuando no sé qué decir cito a Alejandra Pizarnik. Este año me estoy portando bien y apenas me hago daño. Pero cómo vas a estar orgulloso de mí si no me has visto lamerme mi propia sangre de los dedos. Los domingos por la mañana llego a trabajar pasadas las ocho habiéndome levantado a las seis. Pero de verdad que no pasa nada: que hoy es viernes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario